La innegable realidad de ser… argentino

Gustavo Cordera ha descrito muy bien —y cantando con furia— las virtudes y pestes que nos definen. Más allá de que me gusta su ironía y sus verdades, hoy recordé que todo esto que él menciona con su voz aquí a veces deja huella cuando uno sale de su propia geografía y se encuentra con otras culturas.

Algunas de esas veces será positivo y otras, no tanto. Yo disfruto en resaltar lo positivo cuando de dejar impronta se trata,  entonces se me dio por enumerar algunas cositas que no nos dejan pasar desapercibidos en el mundo y, de paso, aportar a modo de ejemplo alguna experiencia personal a los puntos que he elegido.

Yo no soy quién para decir que tenemos «las minas más lindas del mundo» (ironía de Gustavo; de mujeres hermosas está lleno el mundo. Esto lo digo yo, que soy mujer), ni que el dulce de leche sea esencial en la ingesta diaria de alimentos. Desde mis experiencias —solo las mías— puedo confirmar que la plaga argentina es expansiva. El resto la disfruta o la padece.

Por el bien de todos, con cuatro es suficiente:

1.  La experiencia del “CHE”

Aunque la expresión se use hasta en Valencia (en su propio idioma y más o menos con el mismo significado), no es sólo nuestra. Sin embargo, creo que no hay forma de confundir la nacionalidad de alguien que en sus labios tiene un CHE cada minuto y medio. ¿Cuál es su significado? En este caso no voy a exponer la etimología porque para eso existe Wikipedia. Pero,  ¿que no lo sabes? ¡Hombre! ¡Te estamos llamando!

“¿Che, qué hora es?”. Aún sabiendo tu nombre, el che reemplaza la sabiduría de tus padres, que para identificarte te asignaron un nombre en tu DNI. El problema surge cuando por su arraigo en la sangre, sin querer nos dirigimos con un che al Gerente General de la empresa que te acaba de contratar. Definitivamente es una mala opción, aunque sin dudas, ese señor entrajado sonreirá de costado, ya que él tampoco puede dirigirse a sus empleados con un che (si es argentino). Por lo tanto, cuidemos los contextos. Ya sabes, no cometas el error que tantas veces cometí yo, preguntándole, por ejemplo, a un jefe de origen canadiense: “Che, what time is it?”.  Negativo (sale desde las entrañas; no lo piensas).

Cuando escuches un che a la distancia, donde sea que te encuentres, puedes dar por segura la nacionalidad de quien parla.

2.  A mí me das un BESO, te guste o no te guste

Si te gusta la efusividad extrema, para bien o para mal, en Argentina puedes encontrar tanto oferta como demanda.

Los besos son como los abrazos, un emblema nacional, y a los hombres no les da vergüenza ni pudor saludarse entre ellos con un cálido beso en la mejilla (y si viene con abrazo o palmada en la espalda, mucho mejor).

Con uno solo es suficiente; no necesitamos dos como en España ni tres como en algunos lugares de Francia. Claro que este único beso puede repetirse varias veces y cada vez que te encuentras con alguien o te despides, incluso en tu ambiente laboral.  Vale la aclaración, porque cuando viajas y saludas en otros países la primera reacción de un argentino es poner su cara a disposición para un beso, sea quien sea la otra persona de contacto.

Como experiencia personal, me costó aceptar la súplica por parte de mis compañeros de trabajo en varios lugares diferentes: «Poli, que no hace falta que nos beses cada día, que te queremos igual». Al día de hoy sigo riendo, porque a sabiendas nunca les hice caso y tenían que soportarme besuqueando a todo el personal de confianza, al llegar y al salir de escenas. ¿Cuál fue el resultado al tiempo? Que si otro llegaba antes que yo o se retiraba antes también, venía por su cuenta a darme un beso de bienvenida o de despedida, incluso exagerando con sonrisas o abrazos en señal de afecto y aceptación. Y yo me adapté rápidamente a los dos besos, a los tres, a las manos en señal de oración o a un Namasté, a la efusividad y gritos de los italianos y a tantos saludos más, aunque fuera por unos poquitos días.

También recibí las miradas suspicaces de esposas y/o novias que no veían nada bien mi natural saludo en la mejilla a sus maridos y/o novios. “¿Qué haces besuqueando a mi marido?”. Mi única respuesta: “Eh, que soy argentina. En mi país para llegar a un hombre hay que currárselo (laburarlo) un poco más, no te preocupes”. Y caso cerrado.

Si te tropiezas con alguien que al llegar te da un beso aunque no te conozca y al retirarse del grupo te vuelve a saludar con un beso, no dudes su nacionalidad y no te sientas intimidado. Es nuestra señal de afecto, y nos parece muy bastante descortés no saludar, o solo levantar la mano para despedirnos. Gusto a poco… sabor amargo.

3.  La importancia y relevancia del “COSO”

La cruda realidad es que existen muchos significados para la palabra COSO (solo buscando en un diccionario encontrarás muchas definiciones e incluso lugares en diferentes partes de España, sobre todo). Pero si entiendes español y has escuchado un che, es probable que en el medio de cualquier conversación informal escuches un coso.

Coso tiene algunas variantes: cosita, cosito, cosa, y hasta con sus adjetivos muy bien utilizados (acá no es cosa de mencionar al coso sin propiedad): “cosa inmensa”, “el cosito chiquito”, “el coso ese que vos sabes…”, etc.

Esta palabra vendría a reemplazar cualquier COSA que no sabemos definir, sea porque no la recordamos en el momento del habla, porque no sabemos su nombre o porque no tenemos ganas de pensar en la palabra exacta que define lo que queremos decir.

Nada más divertido para un extranjero que escuchar a dos argentinos charlando y nombrando varios cosos en sus diálogos. Lo más trascendente es que entre nosotros nos entendemos.

Pero sin dudas, los «Doctores» en la materia, con posgrados y maestrías, se la llevan los ferreteros:

—Buenos días, ando buscando… Hummm….el cosito este que va en la orilla de la ventana  —dice el argentino haciendo señas como un sordomudo intentando mostrar el cosito que necesita con sus manos.

—Ah, claro. Ya se lo busco… —contesta el ferretero instruido en la materia.

Y el ferretero trae exactamente el cosito que el cliente necesita. Son ellos quienes más soportan el coso nuestro de cada día.

En caso de dudas, consulte a su ferretero más cercano.

4.  El boludo/pelotudo nuestro de cada día (dánosle hoy)

Recuerdo a mis compañeros de trabajo en Barcelona, que en son de humor y por intentar imitarme gritaban a los cuatro vientos: «Cheee, boludoooo». A varios tuve que explicar que no era cuerdo andar gritándolo a viva voz, porque inicialmente es más un insulto que un saludo. Pero también es nuestra forma amorosa de confianza y amistad para dirigirnos a gente que ya conocemos.

Un buen pelotudo o boludo reemplazan —como el che— tu nombre en el DNI, o la palabra amigo/a, hermano/a, como así también una puteada que podría ser más severa.

«Eh, ¡boludooo! ¡Tanto tiempo!». Señal de alegría, de regocijo. Este boludo reboza cariño.

«¿Sabes qué, boluda? Tengo un problema… ». Boluda sería “amiga”, “hermana”, “querida”, dependiendo de los roles.

«Che, boludo, ¿qué hora es? ¿Llegamos tarde?». En este caso no habría necesidad de agregar el che, si se quiere, pero bandera manda.

«Te lo dije, ahora bancate las consecuencias. Sos un pelotudo». No es insulto agresivo, en este caso, pero sí una puteada merecida por el destinatario.

Aunque no sean palabras del Himno Nacional (¡lo que faltaba!), si no son parte del vocabulario diario, la persona en cuestión no es argentina.

Siempre hablo de la sensación placentera que sentimos al dejar huellas cuando existe la oportunidad de convivir con otras culturas. El tema es que no se nos vaya la mano. Todo bien con que se te escape el acento que traes de cuna, pero cuidado con el contagio: que no sea masivo.

Después de veinte días en un crucero anclado en Bahamas y trabajando trece horas diarias casi sin descanso con más de mil personas a bordo (trabajo forzoso, remodelación y construcción. Nada de daikiris al borde de una piscina transparente bailando el ula ula con Mickey Mouse), me cuesta transmitir hasta por escrito la sensación de sorpresa, encanto y vergüenza que sentí cuando al día número diecisiete de nuestra estadía, los japoneses, filipinos, franceses, alemanes, norteamericanas, italianos, coreanos, portugueses, peruanos, mexicanos, ingleses y demás nacionalidades gritaban «Che, boludo» corriendo por los pasillos del «botecito». (Aclaro que no fue solo mi presencia la causante de semejante desastre. Éramos tres argentinos en todo el crucero y ocho uruguayos con quienes nos complotábamos para hacer más amena la estadía de “superjodidos”. Lo de supervivientes nos quedó chico).

¿Tal es la influencia de lo que escuchamos? Claro que sí. Verás que escribo a medias, con palabras o acento español (de España) en el medio, y no me sale de otra forma, aunque te de un beso y te largue un che después de un ¡Joder!

Esta es la impronta que dejamos y que nos regalan, que desparramamos sin ánimo de ofender ni de “basurear” un idioma.  Pasé varios años diciendo pija y coger con total libertad, pero tuve que tener cuidado cada vez que quería “correrme” de un lugar para darle paso a alguien, por ejemplo.

Pero no nos subestimemos. Todos nos entendemos o aprendemos y para esto mi opinión es que no hay nada más sublime que el sentido del humor. Pienso que los argentinos somos muy boludos, no lo niego. Somos egocéntricos, pedantes en su mayoría, patéticos en algunas costumbres y muy críticos de todo, hasta de lo que más placer nos provoca (Allí está Messi… Ya lo decía Cordera: «podemos ser lo mejor como también lo peor, con la misma facilidad»). Sin embargo, hay algo que no perdemos nunca, ni en las peores crisis, desgracias, corralitos y tormentos —y vaya si estamos acostumbrados— y es el sentido del humor. Es inmediato, instantáneo como el café, y puede que ofenda. No te culpo. Solo nosotros podemos entender lo que es un coso en cualquier momento. ¿Por qué tendrías que entendernos? Muchas, pero muchas veces se malinterpreta nuestro sentido del humor, mayormente ácido y al grano. Insisto, no te culpo, pero…

Ah, perdón. Me quedé pensando… y recordando… ¿Te imaginaste al japonés con su acento único diciendo «cheee, boludooo»?

Dios, si estás de guardia por ahí a estas horas , guárdanos en tu gloria aunque sea a un costadito… Y danos hoy el boludo nuestro de cada día.


Mis palabras son solo experiencias y opiniones; NUNCA verdades absolutas. Tus opiniones o tu experiencia siempre serán bien recibidas. Comenta lo que quieras y cuando quieras… Todo es bienvenido.

Che, gracias por leerme. 

-Poli Impelli-

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32 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Hace ya algún tiempo de esta entrada en tu cuaderno, pero la magia subsiste y la actualidad no pasa. Pasé -hace unos años- tres meses recorriendo Argentina, Chile, Bolivia… y, claro, la cosa me supo a poco, ¡tenéis un país tan inmenso! Mis felicitaciones.

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    1. Poli Impelli dice:

      Muchas gracias, Julio. Gracias por leer y si te trae algunos gratos recuerdos, pues mejor. Hay de todo «en la viña del Señor» (jaja), pero sin dudas, es inmenso, eso no puedo negarlo. Gracias, un fuerte abrazo.

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  2. ¡MUY, MUY BUENO EL CONTENIDO DEL POST!
    ABRAZOS,
    MARCIAL

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    1. Poli Impelli dice:

      Es que lo debés comprender en carne propia, jajaja. Gracias por pasar. ¡Abrazos de vuelta!

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      1. POLI, TE CUENTO QUE TE IBA RESPONDER CON LAS 4 CARACTERÍSTICAS QUE NOMBRASTE, PERO DESPUÉS ME AGARRO, «COSA» ( SOY BASTANTE PROTOCOLAR ), ME DIO TEMOR QUE ME TOMARAS POR UN «PELOTUDO», ANTE LO CUAL ME ABSTUVE.

        AHORA ME ANIMÉ «CHE» ( PARA INTENTAR PONER UN POCO DE HUMOR )

        TE MANDO UN «BESO» GRANDOTOTE, ARGENTINO.

        ¡EXCELENTE POST!

        ¡QUE COMIENCES Y TENGAS UNA HERMOSA SEMANA!

        MARCIAL

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        1. Poli Impelli dice:

          Aaaaaajajajaja, en este espacio se puede responder lo que se desea, cuando se desea y como cada uno lo sienta. Y si hay comentarios negativos (sin agresiones) también los apruebo. Si hay algo que compartimos como humanidad, es el hecho de ser todos un poco pelotudos (esto no tiene nacionalidad, raza, género ni clase social), por lo tanto… Siéntete libre! jajaja.
          Hermosa semana para vos también. Gracias por leerme.

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          1. YO NO TE HARÍA UN COMENTARIO FUERA DE LUGAR, SIMPLEMENTE PORQUÉ NO CORRESPONDE, Y NO ESTA EN MI.

            FUE UNA MANERA COMO ESCRIBÍ DE CONTESTAR CON UNA INTENCIÓN DE BUEN HUMOR EN LA MAÑANA ARGENTINA.

            COINCIDO CONTIGO EN EL CONCEPTO.

            DE TODAS MANERAS – TU DEBES SABERLO – PERO TAL VEZ ALGÚN LECTOR/A TUYO/A NO , ASÍ QUE ME PERMITO DEJARTE DEJARTE EL ENLACE DE GOOGLE, PARA QUIEN LE INTERESE ELEGIR Y LEER.

            https://www.google.com.ar/search?q=pelotudos+y+boludos&rlz=1C1CHZL_esAR742AR742&oq=PELOTUDO&aqs=chrome.4.69i57j0l5.8401j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8

            GRACIAS POR TENER UN BLOG COMO ESTE.

            ¡ABRAZOS DESDE EL ARCO IRIS, ME AGRADA DESPEDIRME ASÍ, PUÉS ESTAN TODOS LOS COLORES, ES CUANDO SALE EL SOL,!

            MARCIAL

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  3. Carina dice:

    Genial Poli… me encanta leerte… abrazo patagónico infinito!!!

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    1. Poli Impelli dice:

      Mil gracias, Cari!
      Va otro infinito patagónico-cuyano de vuelta!!! ❤

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  4. Hola Poli!!! Gracias a Pablo Carba y a Facebook, encontré tu blog. Pido permiso para chusmear un poco…

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    1. Poli Impelli dice:

      ¡Hola, Juan! Tantos añoooosss, qué lindo tenerte acá 🙂
      Ni pidas permiso, que lo mío es ventana abierta a leer, compartir o criticar.
      Bienvenido y espero estés muy bien.
      ¡Abrazos!

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  5. Óscar dice:

    Muy buena entrada, Poli. Yo la 2 la llevo también en la sangre, quizá los hispanoargentinos la tengan, porque no es algo que abunde, jejeje. Besitos boludita!

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    1. Poli Impelli dice:

      Gracias! «¿A mí me das un beso te guste o no te guste?», pues que suerte! jajaja
      Besos, boludo, gracias por pasarrrrr.
      Abrazo infinito de viernes 🙂

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      1. Óscar dice:

        Vale, me perdí en el interior. Es más bien, «Yo te doy un beso, te guste o no te guste» 🙂

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        1. Poli Impelli dice:

          Jajajajaja, claro, creo que en realidad quise decir eso en el post! jaja 😉

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  6. Miguel dice:

    Gracias Poli, nos describes muy bien, te lo digo yo que naci en el Paraguay, de hecho dejamos huellas de todo tipo, Tu seguro que sos de las de dejar buenas huellas. Un beso..o dos

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    1. Poli Impelli dice:

      Hola, Miguel! Gracias por pasar (amorosa Ana que te dejó mi «regalito» jaja).
      Esas huellas pueden ser peligrosas, ya ves… 😉
      Muchas gracias por tu comentario y por leer (me encantó tu poema!!!)
      Beso (o dos) y abrazo infinito.

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  7. Che lo bordaste!! Me ha encantado Poli! Y tengo la gran suerte de contar con algunos argentinos bien cerca a los que aprecio infinito. Besos boluda!!!
    PD Cuando hablaste del coso pensaba que describías a mi hija que a todo le llama «coso» o «cosa» quizás hay alguna cepa argentina en su sangre!

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    1. Poli Impelli dice:

      Jajaja, gracias por pasarte Ana! 🙂
      Mira, si dices que es «suerte» contar con ellos, respiro tranquila… jaja.
      Abrazo infinito de domingo, boluda!

      PD: ¿No me digas que tu hija menciona «cosos» cuando habla? Pues tráetela de paseo que se sentirá como en casa; las esperamos! (tu vienes sí o sí)

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      1. Mi hija resume todo en «cosos» y «cosas».
        Lástima que estés tan lejos porque os entenderíais a la perfección!! Mil besines

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        1. Poli Impelli dice:

          Seguramente! 🙂 Gracias, bella. Abrazos milesss

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  8. Muchas gracias por seguirnos Poli !
    Nosotros ahora también lo hacemos, de hecho estamos leyendo tu blog y nos encanta!
    Estamos en contacto!
    Saludos,
    Tourism Experience

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    1. Poli Impelli dice:

      🙂 Qué alegría tenerlos por aquí. ¡Muchas gracias! Y me alegra seguirlos también.
      ¡Saludos! Poli

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  9. alejandro dice:

    5- SER DIGNA.
    ME ENCANTA LEERTE, SERA POR LAS HORAS QUE HABLÁBAMOS Y QUE EN CIERTA MANERA ME HACEN SENTIR COMPLICE DE TU AVENTURA LITERARIA….CON TU PERMISO, OBVIO
    UN BESAZO POLI.

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    1. Poli Impelli dice:

      No paro de reírme… «SER DIGNA». Largué una de mis grandes carcajadas, y «ahí» te reconocí 🙂
      Con todo mi permiso, ¡a leer se ha dicho!
      Si hay algo maravilloso que me llevo a la tumba, es la cantidad y calidad de gente que conozco en tan poco tiempo cuando viajo y estoy fuera «de casa». Grandioso este medio que nos permite seguir compartiendo, donde sea que nos encontremos.
      Besazo para ti Ale! y ¡GRACIAS!

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  10. Paola Trujillo dice:

    Hola Poli… Me rediverti leyendote… Soy Chilena y mis mejores amigos y a quienes adoro son argentinos y aprendi a comunicarme con uds en «su» idioma… Entiendo perfecto el coso y no soy ferretera, a veces lo uso también. El pelotudo es parte de mi vocabulario y me encanta lo de los besos… Aunque debo reconocer que eso es lo que mas me costo… Son unicos y me encanta como son… No cambien nunca!!!

    Un abrazo!

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    1. Poli Impelli dice:

      ¡Hola Paola! Gracias por pasar por acá, y me alegra que te hayas divertido. Menos mal que usas el «coso», porque entonces será más fácil comunicarte con tus amigos argentos, jaja.
      Yo también tengo grandes amigos chilenos y nos comunicamos igual, me dicen «boluda» por demás, muriendo de risa. Y son de esos amigos de los cuales no me desprendería jamás, porque llegan al alma. Y si… lo de los besos cuesta, por eso lo puse como un punto aparte, porque lo sé de mis amigos extranjeros, que lo «padecen» ;-).
      Muchísimas gracias, por tu comentario positivo y por tu tiempo.
      Va mi corazón para Chile. Un gran abrazo también!

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  11. Rosa López dice:

    Poli, me lo he pasado en grande leyendo tu post. Tengo amigos y amigas Argentinos y la verdad es que hasta que no se comprenden las costumbres pueden resultar un poco chocantes al principio. Destaco el tema de los besos porque yo soy muy afectiva aunque me controlo para no caer en malinterpretaciones ajenas. El hecho que para vosotr@s sea normal besarse a todas horas a mí me gusta pero no pasa lo mismo con los que te rodean. Bueno hay algo que me pasa cuando conozco a un nuevo o nueva amig@ Argentino y es lo siguiente ( ahora viene cuando se van a enterar ): algo en mi vida cambia a positivo, es como si me dieran suerte. Han sido cambios profundos de crecimiento personal y no sé por qué me pasa pero es así. Ahora que nos conocemos… ¿Qué cosa buena me deparará el futuro próximo ? Te lo cuento en próximos capítulos. Un beso 🙂

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    1. Poli Impelli dice:

      ¡Hola Rosaaaa! Gracias por pasarte por aquí nuevamente. Tal cual dices, «chocamos» en todos lados al principio, somos muy avasallantes (comparados con otras nacionalidades). El tema de los besos… aquí podrías no tener que controlarte, jajaja. Nadie te miraría mal ni malinterpretaría tu afecto, eso lo puedes dar por seguro.
      Me alegro que tu experiencia haya sido buena con algunos «argentos». Desde aquí te deseo todo lo que tu corazón anhele. Espero tus novedades ;-).
      Y MUCHAS GRACIAS por comentar, siempre sirve. Un beso che!

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