Es tan extraño el sabor amargo que precede a la muerte… Es la ciega incertidumbre de entrar en el profundo terreno de lo desconocido. Y él sabía que la vida se le escapaba en sorbos y que su aliento se desvanecía en el tiempo de los relojes, ese tiempo que desgastamos los que aún creemos y vivimos.
Apenas abrí la puerta divisé la oscuridad en la pequeña habitación donde dormía. Entré sin aire y con sigilo, quizá por el miedo que invadía mi ser, mi ignorante forma de enfrentar lo inevitable. Creí que él me vería en la penumbra, pero sólo mis tibios pasos alertaron mi presencia. Suspiró con acierto y extendió su débil mano hacia la tímida claridad de ese tesoro antiguo, que con fidelidad había acompañado sus largas noches de trabajo y poesías. Oí su hilo de voz, y con ella todo el amor que papá me tenía:
-Ya es hora, hija… Apágame la luz.
Que puedas dar y recibir Abrazos Infinitos en tu Vida. Gracias por compartir:
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Publicado por Poli Impelli
A veces parece que tenemos todas las respuestas, y la vida nos propone más preguntas.
Mi manera de resolverlas es mirándome para seguir descubriendo y afirmando que nada me hace más feliz que leer y escribir.
Aunque mi CV sea amplio y variado como los años que cargo encima, no te interesará.
Aunque te diga de dónde vengo y hacia dónde voy, no te interesará.
Aunque te pida a gritos que me leas, no lo hagas. Nada más digno y vivificante que la libertad.
Quédate, solamente, si puedes leer entre líneas mi palmada en el hombro, mi patada en el culo, mi sonrisa abierta y franca, porque entonces habrás entendido de qué se trata.
Yo solo sé que no sé nada, pero sí doy lo que tengo para dar. Quien pueda tomarlo, será siempre bienvenido/a.
ABRAZOS INFINITOS, de esos que estrujan el alma y la piel para siempre.
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Sad and yet beautiful at the same time.
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Thanks Darren! 🙂
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