Ufff… ¿Otra vez Navidad?

Se va el año y comienzan los cierres, el apuro, el arbolito, los regalos, la preparación de las cenas, los postres, los viajes, las escapadas… y venga que todos corremos.  Me sigo preguntando adónde va la gente cuando corre. Diciembre: a veces suena a mala palabra, a esas prohibidas que nuestros padres nos hacían callar («Shhhh, eso no se dice»).

Recuerdo hace unos ocho años escribí una reflexión para Navidad que surgió de mi primera Nochebuena en completa soledad, en una ciudad maravillosa en el sur de España, donde sentí una felicidad extrema: sin correr, y sin todo lo que menciono arriba. El teléfono me unió a mis seres queridos, el poco tiempo que podía durar una llamada (no existía el whatsapp y mis mensajes de texto no llegaban a mi país).  Miro hacia atrás y creo estar segura que, desde esa Navidad, aprendí más de lo que creí que podría. Entendí que lo que me habían enseñado en mi infancia significaba más de lo que una religión me mostraba. Era un nacimiento para mí, como si otra vez mi mamá estuviera haciendo fuerza para que yo saliera al mundo. Se supone que eso festejo el día de mi cumpleaños. Pero en el día de Navidad somos todos festejando, todos brindando, en todas partes del mundo. Como si mi nacimiento fuera el nacimiento de todos al mismo tiempo. Ahí entendí la diferencia entre ese día y el de mi cumpleaños.

Desde entonces, la palabra Navidad y ese brindis con los nuestros se transformó en muchas navidades a lo largo del año. Y como es el único día en que estamos todos unidos, al mismo tiempo y celebrando exactamente lo mismo, lo siento importante. No por el calendario, no por una religión, no por el culto ni los ritos, sino por el sentido perpetuo de nacer año tras año.  Y cada cosa bella que vivo la siento como una Navidad, aunque no coincida en el calendario.

Hace muy poco tiempo, un grupo de íntimas amigas se unieron para ayudar a otra que está atravesando una grave enfermedad. Ese inmenso gesto de amor, sin titubeos, sin una mínima duda, me llenó los ojos de lágrimas y lo primero que pensé fue: «¡Qué bella Navidad!». Para nuestra amiga que padece un momento tan duro y especial, sin dudas fue un renacer en agradecimiento y en amor.  Eso es para mí la Navidad.

Los abrazos que he recibido a lo largo del año me han llenado de Vida. ¿No es eso acaso una Navidad? Escuchar las risas de mis sobrinos, repletos de felicidad y salud, me llena de Navidad. Las voces de mis padres, las carcajadas con Amigos (esos que saben reír, que se ríen de las mismas estupideces que me río yo) me recuerdan que podemos tener cada día una nueva Navidad. Salir del consultorio de un médico o profesional sonriendo por estar tan sana me recuerda que vivo en perpetua Navidad (para mí no es normal, sino un milagro, cada vez). Poder escribir lo que pienso, siento y vivo me llena de Navidad, cada vez que lo hago.

¿Adónde corre la gente cuando corre?

No corras. No te apures. No gastes más en esta época sólo porque es Navidad.  Cada día del año merece tu esfuerzo laboral, no sólo esta época de ilusiones renovadas. No te aflijas por lo que no tienes, piensa sólo en lo que sí tienes. No corras. No hay por qué ocultar tristezas ni desilusiones, pero vale la pena hacerles frente: muchas Navidades se nos pasan por las narices y no nos damos cuenta, esperando un 25 de Diciembre.

Soltar lo que no nos sirve es también parte de la Navidad.

Ser honestos con quiénes somos y no negociar nuestros principios y valores también es Navidad.

Nutrirse de lo bueno, de lo que cada historia de vida necesita, también es Navidad.

Respirar profundo reconociendo las propias miserias, también forma parte de la Navidad. La esperanza no se vende en paquetes de colores sólo en Diciembre. El amor no llega sólo por alcoholizarnos el 24, ni las familias cambian sus sistemas porque es fin de año. La alternativa entonces, es nacer cada día, y tener el coraje y la fortaleza para aceptar hasta lo que sugiere ser inaceptable”. En el sí a la Navidad, estaremos aceptando el nacimiento, la Vida. Y esas personas que hoy físicamente no están siguen naciendo; que no las puedas ver, no significa que no estén presentes. Fueron y son.

Si aún podes vivir y brindar… ¿adónde vas, corriendo?

Uffff… ¡Otra vez Navidad! Pero para mí es una dicha. Entonces, te cambio un regalo por un abrazo. Un recuerdo que te angustia por el momento presente. Un arbolito por una mirada a los ojos que te haga falta. Un «me ofendiste» por un «perdoname». Todo el dinero que estás por gastar por unas cuantas sonrisas y ese amor infinito que sólo tu corazón conoce. Todos podemos amar, y permitirnos ser amados. ¿Adónde vas, corriendo sin amor? Creo que para eso llega diciembre, para llenarnos de todo lo que ha faltado, y no es precisamente lo que te apura, ni lo que te aflige o te entristece.

Y lo que cada año escucho es que en esta época muchos se deprimen, se entristecen, se agobian. El gran poeta, filósofo, cantautor y escritor argentino Facundo Cabral decía: «No estás deprimido, estás distraído.»

«Distraído de la vida que te puebla, tienes corazón, cerebro, alma y espíritu… ¿entonces, cómo puedes sentirte pobre y desdichado? Distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas y ríos…

No perdiste a nadie, el que murió simplemente se nos adelantó porque para allá vamos todos, además lo mejor de él, el Amor, sigue en tu corazón…

No encuentras la felicidad, y es tan fácil; sólo debes escuchar a tu corazón antes que intervenga tu cabeza, que está condicionada por la memoria, que complica todo con cosas viejas, con órdenes del pasado, con prejuicios que enferman, que encadenan: la cabeza divide, es decir, empobrece; la cabeza no acepta que la vida es como es, no como debería ser…

Haz sólo lo que amas y serás feliz, porque quien hace lo que ama está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente…

No estás deprimido, estás distraído…

Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo, ayuda a los viejos y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas; además, el servicio es una felicidad segura como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medidas y te darán sin medidas. Ama hasta convertirte en lo amado, más aún, hasta convertirte en el mismísimo amor…

Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan a la vida. El bien se alimenta de sí mismo, el mal se destruye a sí mismo.  Si los malos supieran qué buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio.

No estás deprimido, estás distraído.

¿Qué quieres ser? ¿Qué quieres hacer ahora? Porque la vida es ahora mismo. Olvida lo que crees que eres y comienza ahora mismo, entonces convivirás con todos fácilmente; es tan grato vivir sin divisiones, bueno, malo, rico, pobre, negro, blanco, amigo, enemigo, compatriota, extranjero…

No perdiste la inocencia, sólo la ocultas por miedo a la burla de los que sólo pueden catalogar porque la perdieron…

Salomón o Borges en lugar del periódico, Mahler o Bach en lugar del televisor; amistades inteligentes y positivas en lugar de perdedores por indolencia e ignorantes desdichados por su propia decisión. De este modo recibirás la mejor energía, la esencial porque el crecimiento es natural de la vida.

No busques afuera lo que no tienes adentro.

No puedes pedir amor si no lo diste.

No puedes pedir justicia  si no fuiste justo.

No puedes buscar paz afuera si no la tienes adentro.

Pero no hay apuro, tienes a la eternidad delante, además el trayecto suele ser más emocionante que la llegada, si es que se puede llegar a alguna parte; entonces, lo sensato es recomenzar a cada instante…

No seas desagradecido. Piensa cuántas cosas tuvieron que conectarse desde lo más recóndito del universo para que fueras este quien eres, para que pudiera ser la ciudad donde vives…

Arriesga, la vida es cambio permanente, por eso siempre te da revancha; recuerda que el que no está dispuesto a perder todo, no está preparado para ganar nada…

Cuando dices no puedo, estás diciendo no quiero. Ya hay demasiados mártires; levántate y anda.

No te engañes, entonces nadie te engañará.

No estás deprimido por algo que pasó, sino distraído del todo que es ahora mismo.»

 

Ya llevo muchas Navidades este año, y siento un inmenso agradecimiento porque puedo decir, otra vez: ¡FELIZ NAVIDAD!

Que a cada uno le llegue su verdad, su luz y su valentía para seguir viviendo más Navidades.

Mi Abrazo Infinito para todos.

-Poli Impelli-

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10 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Julieta dice:

    Auguri Polita !!! Mis mejores deseos para todas tus navidades !! Con el cariño siempre juli LA DISTRAIDA ( me encantó ❤ )

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    1. Poli Impelli dice:

      Jajaja, auguri Julait! Van mis abrazos para vos y toda tu familia! Gracias por pasar y dejar tus deseos. 🙂

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  2. MJBeristain dice:

    Has desbordado mi corazón con tu eterna Navidad. Gracias preciosa por estos «tirones de orejas» Me gustan tus abrazos infinitos, te cambio uno por mi sonrisa agradecida y por un beso enorme. Feliz Navidad!

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    1. Poli Impelli dice:

      Si me vieras tomando mates, haciendo traducciones y sonriendo ante tu caricia… ¡Gracias!
      Ya llega otra navidad y vuelvo a sentir lo mismo, así que espero llegue de la misma forma. Abrazo infinito de los míos y mi gratitud por tu comentario. Besos, FELIZ NAVIDAD TODOS LOS DÍAS!

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  3. Magnífico, como siempre. Abordas un tema tan manido como la Navidad con una óptica tan personal y particular que te hace tener algo muy complicado de obtener: Voz propia.
    Un gran beso, con el deseo de que veas cumplidos todos los proyectos que emprendas en el nuevo año.
    Y no olvides que si el amor moviera el mundo, todos los días serían Navidad. Nos vemos.

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    1. Poli Impelli dice:

      Muchas gracias, Juan Francisco. Por pasar, por dar tu opinión y por tus sinceros deseos.
      Te deseo el doble, que cada día sea Navidad.
      Abrazo Infinito 🙂

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