La historia sigue así: resulta que Ana publica un bellísimo poema de Miguel, dedicado a la luna. Quienes me conocen saben cuánto amo la luna —al igual que Ana—, y Miguel decía en su exquisito poema: Incapaz de resistir a su argentina hermosura fundí mi ser sin pudor al cóncavo de su vientre. Ahá. La luna con argentina hermosura……