Duelo de cartas con el Diablo

Con tal de no estar solo, jugaría a las cartas con el Diablo. Yo sé que él es un tramposo, y que tiene el raro poder de persuadir, inducir y convencer. Pero yo también tengo lo mío. Podría jugar con él al tute, que me encanta, pero hacen falta una o dos personas más para jugarlo, y si hay un tercero, para qué necesito de compañía al Diablo.
El juego del truco es otra opción. El problema es que el Diablo es esencialmente mentiroso, y en un juego de mentir, como es el truco, el diablo debería fingir que no tiene nada cuando tiene y que tiene mucho cuando no.
También podríamos jugar a la casita robada, un verdadero embole. No quisiera jugar a eso ni con el mismo Diablo. El chinchón, o la escoba, son otras dos alternativas. En el chinchón no me preocupa la habilidad del Diablo porque es más cuestión de suerte, de cómo a uno le vengan las cartas. Y a él, que no le gusta perder nunca, no aceptaría. En este punto, el Diablo es muy cobarde. En cambio, a la escoba me puede ganar mucho más fácil, por una cuestión de memoria y picardía. Yo soy hábil, pero seguro que el Diablo me supera. Mejor, a la escoba, no juego. Ahí arrugo yo.

Es complicado jugar a las cartas con el Diablo. Por eso cuando estoy solo, muy solo, escribo.
Y cuando escribo, yo soy el que inventa el juego, el que da las cartas y el que las recibe.
Cuando escribo digo toda la verdad, y al mismo tiempo, miento.
Porque cuando escribo estoy solo, muy solo, y nunca sé si soy yo… o soy el Diablo.

Fernando Javier Sendra

(Humorista gráfico e historietista argentino. Su personaje más conocido es Matías, el principal de la tira Yo, Matías que sale diariamente en el diario argentino Clarín)

-Poli Impelli-

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