Cuidar amando

Es más fácil construir niños fuertes

que reparar adultos rotos.  

– Frederick Douglas –

 

Ser padres y no mirar bien a los hijos… no lo comprendo en absoluto. No me cierra desde mi visión de no-madre, pero en mi mirada de Mujer está mi niña. Y yo a esa niña sí la miro, sí la quiero, sí la acepto y sí la amo. Elija lo que ella elija y como ella quiera ser.

¿Por qué no sanamos nuestros tiempos pasados y dejamos de proyectar en los hijos lo que no pudimos ser, lograr o desear para nosotros mismos? ¿Qué esperamos de ellos? Un padre lo ha sido para DAR sin límites. Es el único amor incondicional que existe.

Qué pena… que desperdicio que se nos pase la vida, que ellos crezcan tan rápido y estemos tan ocupados, estresados, alterados al punto de no darnos el tiempo de mirar lo que ellos necesitan y piden a gritos, gritos que se traducen en un 4 cuando ansiosos esperamos un 10, en berrinches que tapan sonrisas y obediencia amorosa, en ansiedad de comidas chatarra en lugar de agradecimiento por lo que sí hay, en pantallas en vez de cuentos y canciones para irse a dormir. Los niños sueñan (igual que los adultos), pero pocas veces manifiestan cómo fluyen en esos sueños.

¿Qué sucedería con la sociedad entera si cuando decides ser Madre/Padre te comprometes ANTES con lo que estás buscando/programando/construyendo en comunidad? No somos seres aislados; somos un todo. El compromiso valdría la vida desde el amor genuino y el reconocimiento sincero de tus capacidades y habilidades emocionales como para mirar lo que le vas a dejar en este mundo, en tu barrio, en tu entorno, en la sociedad, a todos los que hoy no te ven. Porque vas a morir, y cuando no estés serán tus hijos los que quedarán como reflejo de lo que fuiste, diste y tomaste. Y si crees que es tarde, no te engañes. Siempre estás a tiempo para volver a mirarLOS y a mirarTE en ellos y con ellos.

Observa tu vida y pregúntate para qué llegaron… para qué les diste Vida. Si no fue egoísmo, ¿hay algo más?

Acompáñalos, no vaya a ser que te vayas antes de tiempo y tengan que solos remendar los huecos, tambalear por sus caminos intentando encontrarle algún sentido a su existencia. Claro que eso es parte de existir, de la esencia humana, pero con tu ayuda primaria les será mucho más fácil pisar firme en la vida cuando ya no estés a su lado. Aprovecha tu propia vida, porque no todos hemos venido a lo mismo, ni estamos acá por las mismas razones. Tal vez tu aprendizaje sea ese: el de mirarte con un poco más de perdón, de amor y de soltura a través de lo que ellos te muestran.

 ¿No te gusta lo que recibes, lo que ves en ellos? Te están mostrando lo peor y lo mejor de ti mismo/a. Te guste o no te guste, estés conforme o no, ellos son tu mejor laburo, tu mejor regalo a la Vida. Son el regalo que me dejas a mí, a tu entorno, a los futuros jefes, a los profesores, alumnos, pacientes, compañeros, amigos, parejas. Todo lo que les traiga la vida será el reflejo de quien eres tú, Papá, Mamá.

Que no se te pase el tiempo. El tic-tac del reloj es muy tirano; a veces suena y chilla, otras, no llegamos a escucharlo. Y pasa. Pasa el tiempo de reconciliarnos, de comprometernos. No te comprometes con ellos sino con contigo mismo/a primero, porque te has postulado al trabajo más amoroso y demandante que existe. Y nadie te entrevistó para elegirte; esa es tu tarea primaria. Tus hijos te han elegido antes de que pudieras darte cuenta. Nada se compara a esta tarea, ¿verdad? Entonces… ¿qué estás haciendo? Quiérete mucho para poder tomar una elección consciente desde el compromiso sincero, y no «para tener quién te acompañe en la vejez», o para «no quedarte solo/a en esta vida». Los hijos no estamos para sustituir, rellenar o sanar tus carencias, ni somos enfermeros que deban postergar sus propias vidas y sueños. Esa es tu misión. ¿Acaso no lo(s) elegiste? Míralos. Hazte cargo. Ámalos en su totalidad, aunque muchas veces no estés tan a gusto con lo que trajiste a este mundo. Todo tiene solución, todo puede tener un cierto remedio y se puede volver atrás para comenzar nuevamente; sin embargo, con un hijo no hay retorno. No se deshace. No te queda más remedio que elevarte, que madurar, que tropezar mil veces y si no te das cuenta lo importante que eres por el solo hecho de ser Padre/Madre, tranquilo/a: allí estarán tus hijos para recordártelo.

El mundo está repleto de padres que abandonan, que con guita arreglan desaciertos, que con ausencias han dejado corazones rotos y velados de sabiduría. Hay víctimas matando, violando, corrompiendo, mintiendo, discriminando solamente porque no tuvieron padres. ¿Hasta cuándo? ¿Cuándo vamos a darnos cuenta que lo que nos pasa a todos comienza en casa, en el útero, en la mirada de Mamá, en la presencia de Papá?

Hoy ya todo avanza a pasos agigantados y con dinero podemos «comprar» bebés, alquilando vientres, engendrando en tubitos, y parece ser que las mujeres ya no necesitamos a los hombres para parir. Sea como sea que lo elijas o hayas elegido, tómate el laburo de mirarTE en un espejo, respirar profundo y serte honesto/a. Porque lo que hiciste o estás por hacer nos atañe a todos.

Que no se te pase el tiempo. No para engendrar, Mujer, sino para ser consciente. Ojalá tengas la fortuna de que tus hijos te sobrevivan (que mueras primero, como es ley de vida en el orden natural del amor) y que tus hijos —ya solos—  se hayan sentido mirados, aceptados en su totalidad, y que puedan ser hombres y mujeres honestos, gente de bien, empáticos con ellos mismos y con el mundo que les toca o les tocará. Luego ocupan cargos en empresas, clubes, escuelas, gobiernos, ámbitos de arte y cultura y aquí es donde se ve reflejado quiénes somos. Por favor, sé honesto/a. Y si da el tiempo, hazte cargo. Hay mucho por dar y recibir. Eres capaz de dar lo mejor que tengas para dar, y si no, apréndelo. Ya estás comprometido; no lo olvides.


Son estas «boludeces» que se me cruzan en imágenes y palabras cuando encuentro una fotografía mía de pequeña, cuando no tenía tantas palabras y no sabía qué querían de mí, ni cómo lo querían. Obedecía. Es lo que todos los padres desean…

Poli Impelli

Me miro y más me quiero por haber desobedecido, y porque lo que tengo para dar ya lo estaba y estoy dando a quienes saben recibir.

Son las palabras que me llegan cuando miro a la pendejita que fui y que amo con todo mi corazón de Mujer adulta y de Madre (aunque no lo sea con mi cuerpo en esta vida). Ser Madre/Padre de uno mismo también es un acto de amor bellísimo. Dicen que no se jura; peco y te lo juro.

Cuídate. Cuídalos. La sociedad te lo agradecerá siempre.

-Poli Impelli-

Las personas grandes me aconsejaron que dejara a un lado los dibujos de serpientes boas abiertas o cerradas y que me interesara un poco más en la geografía, la historia, el cálculo y la gramática. Así fue como a la edad de seis años, abadoné una magnífica carrera de pintor. Estaba desalentado por el fracaso de mi dibujo número 1 y de mi dibujo número 2. Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas, y es agotador tener que darles siempre y siempre explicaciones.

Antoine de Saint-Exupéry (en su Principito)

 

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13 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Hola, Poli!
    Leyéndote recordé algo que me dijo una amiga en un intercambio de opiniones que tuvimos sobre la educación de los hijos: «Vos qué sabés… si no tenés hijos», a lo que le contesté: «No necesito ser madre para expresar mi sentido común».
    No dudo de las dificultades que representa criar a un niño, pero hace rato viene siendo elección y responsabilidad propia; prestar atención a los «detalles» es hacer ejercicio de la paternidad.
    Nada más eso, comparto tu opinión.
    Beso.

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    1. Poli Impelli dice:

      Hola, Pauli!
      Claro que escuchamos esas opiniones seguido, también. Pero la sociedad la hacemos todos. Ese hijo del otro será médico, docente, vecino, padre a su vez en un futuro, etc. Ese es el punto: que la crianza inclusiva es más importante de lo que estamos destinados a aceptar. ¿Acaso vos y yo no somos/fuimos hijas? El mérito o fracaso de lo que hoy aportamos se debe mucho a nuestros padres, al menos hasta alcanzar la madurez suficiente para desapegarnos y hacer lo nuestro. Espero se haya entendido el tema; no es tener hijos o no, ni cómo educarlos ni qué hacer con ellos: es ser conscientes de la decisión, y si ya la tomamos, con más razón mirarlos y mirarnos.
      Gracias por leer y dejar tu opinión. Sabés que sos siempre bienvenida 🙂
      Beso de vuelta!

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      1. Muy bien dicho, estimada. Somos una sociedad espejo.
        Buen finde!!

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  2. ¡ Qué bonita y qué tierna tu entrada, Poli! 🌹
    Estoy de acuerdo contigo y si lo analizamos, lo de ser padres es más fácil de lo que creemos; los niños son nuestros verdaderos maestros y sólo nos piden cosas sencillas aunque esenciales para ellos como cariño, bondad, respeto, un «no» a tiempo y sobre todo, mucho, muchísimo amor 💖 y ellos nos devuelven todo esto con creces…
    Por cierto, me ha encantado tu foto de niña, tienes una chispa de autenticidad preciosa.
    ¡Un gran abrazo! 👑

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    1. Poli Impelli dice:

      ¡Hola, Elisa! (espero no confundir tu nombre). Gracias por dejar tu cálido comentario en mi espacio, nuevamente. Y sí, coincido contigo. Creo que hay que ser muy conscientes de la mejor tarea que nos puede dar la vida, y recordar que también fuimos niños, y ponernos en ese lugar constantemente cuando nos sobrepasa la vida. ¿Existe otra relación con más amor del que puede darnos un niño? Lo dudo.
      Un gran abrazo de vuelta, y otro millón de gracias!

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  3. Considero que hoy en día, la decisión de tener hijos se toma demasiado a la ligera.
    Personalmente, creo que muchas veces esto se hace con el afán de llenar un vacío, de mostrar a los demás que nosotros también somos capaces de lograr que alguien nos quiera incondicionalmente. Y no se piensa demasiado en todo lo que implica tener un bebé, y lo que conllevará cuando ese bebé crezca, más allá de cambiar pañales o vestirle con ropa que quede bien en las fotos del Facebook.
    Muy buena entrada 😉

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    1. Poli Impelli dice:

      Hola, Lucía. Gracias por tomarte el tiempo de leer y dejar tu comentario.
      No me gusta generalizar, pero siento lo mismo cuando observo, y la pena que siento es inmensa, porque siempre soy y seré hija (como todos), y no salgo de ese lugar cuando me olvido de mirar a los niños. Es una responsabilidad que requiere compromiso, y como bien dices, es mucho más que lo que sugiere la obligación. «Que no les falte nada» debería ser lo lógico. ¿Acaso no es parte de la tarea? Hay mucho más que eso; con hacernos cargo de los seres humanos que tenemos y le dejamos al mundo sería suficiente. De allí surgirían cambios importantes, porque los hijos no son solo nuestros, sino que vuelan, se expanden y ocupamos LUGARES en el mundo, que es de todos.
      Gracias por pasar, bienvenida siempre. Abrazos!

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  4. torpeyvago dice:

    Es muy fácil. Si quieres ser padre de verdad, tienes que estar dispuesto a coger una enfermedad que dura toda la vida: la paternidad. —Que la disfrutes con salud y ganas.—
    Si lo que quieres es presumir de criatura, cómprate una Barbie o un Kent.

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    1. Poli Impelli dice:

      Jaja, muy práctico, Fran!
      Con salud y ganas, así es.
      Gracias por pasar nuevamente 🙂
      Abrazos de los míos!

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  5. si nosotros no les enseñamos, haciédolo y diciéndoselo, cosas tan sencillas: te quiero, peroname..me he equivocado, lo siento..tienes razon, estoy orgulloso de ti, ……..
    cómo vamos apretender que ellos lo hagan cuando somos su reflejo?? lo que nos ven hacer y decir…es lo que aplican!! SEAMOS UN BUEN EJEMPLO!!

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  6. que te oigan decir: te quiero, perdóname, lo siento, tienes razon, estoy orgulloso, …
    eso no tiene precio si lo dice un padre a un hijo de corazon!! aprenden de nosotros lo bueno y lo malo.. y lo aplicaran de mayores
    si nosotros no los respetamos.. quien lo va a hacer??
    besos

    PERFECTO

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    1. Poli Impelli dice:

      Coincido contigo, claro que sí.
      Muchas gracias por pasar y dejar tus líneas.
      Besos de vuelta!

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