La innegable realidad de ser… argentino – Parte II

La historia sigue así: resulta que  Ana publica un bellísimo poema de Miguel, dedicado a la luna. Quienes me conocen saben cuánto amo la luna —al igual que Ana—, y Miguel decía en su exquisito poema:

Incapaz de resistir
a su argentina hermosura
fundí mi ser sin pudor
al cóncavo de su vientre.

Ahá. La luna con argentina hermosura

Había dejado un borrador perdido con una segunda parte de la innegable, insufrible, tremenda… realidad de ser argentino, y como los abrazos infinitos se van repartiendo en el mundo virtual (cosa que me alegra enormemente porque espero que de lo virtual pasen a lo real), Miguel me recordó que tenía algo colgado hace un tiempo.

Para no agobiar, y por el bien de todos, anteriormente mencioné sólo 4 puntos que escribí por aquí.

De aquí en más, cualquier queja, reclamo o sugerencia para que no me explaye y resulte densa (densa: cansina), ya saben quiénes son los culpables: Ana y Miguel, ¡por supuesto! (y todos los que me dan letra, claro… ¡que no son pocos!)

 Porque nunca olvidemos:

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Siguiendo el orden de la entrada anterior:

5. Las experiencia de no ser una mujer, sino una mina

Según definiciones, una mina es:

a) Un yacimiento de minerales o rocas útiles.

b) Una barra fina de grafito o de otra sustancia mineral, que va en el interior de los          lápices y de otros utensilios de escritura, y que sirve para dibujar o escribir.

c) Un aparato que explota cuando se toca o se roza, y que se coloca estratégicamente              camuflado o enterrado bajo tierra o bajo el agua.

d) Una cosa, asunto o persona que puede proporcionar mucha utilidad.

e) Un oficio o negocio en el que con poco trabajo se consigue mucho beneficio.

f) Un paso subterráneo que se utiliza para establecer una comunicación o para conducir       el agua o el gas de un sitio a otro.

g) Antigua moneda griega.

Y podría continuar pero para esto está San Google, no yo. No sé si hace falta más explicación teniendo en cuenta las definiciones arriba expuestas. Si es porque «explotamos cuando se nos toca», si es porque «proporcionamos mucho beneficio», si es porque «establecemos comunicación de un sitio a otro», si es porque somos musas para que nos describan con lápices (¿?), si es porque somos «rocas útiles», vaya uno a saber… El meollo aquí es no ofenderse si un hombre te dice:¡Qué hermosa mina! —¡Es una minita de primera! —Con esta mina no tengo chances… Y como viene del lunfardo puede sonar despectivo, pero salvo que su connotación sea tal (donde decir mujer sería lo mismo), cuando un hombre te dice mina es que entró en confianza, y no por eso te está agrediendo. Y, por supuesto, existe el diminutivo: minita, que sería para las mujeres de 30 para abajo, y minón su superlativo, que no hace referencia a la edad, sino a la belleza de la susodicha en cuestión. Pero ojo, que yo soy un MINÓN. Pero por la edad avanzada tirando al Alzheimer, ¡obvio!

6. La importancia y relevancia de lo «TRUCHO»

Significado (adjetivo): cualquier objeto, persona o cosa falsa o de mala procedencia. Este término no discrimina en absoluto, sino que lo usamos como el «coso», en muchas circunstancias donde nos entendemos aunque la cosa, persona u objeto en cuestión no tenga procedencia desconocida.

A: Voy a ver una película en internet que me encanta.

B: ¿Es trucha?

A: Ni idea… Trucho sos vos, que te presté $100 y me devolviste $90

B: ¿Yo? —cara argentina de asombro—. No puede ser, en todo caso contaste mal, yo te devolví $100. Que haya billetes truchos no es mi culpa.

Todo en este país puede ser trucho, comenzando por los políticos de turno (antes, durante y después de la historia y del tiempo en que se encuentre uno con vida). Viviendo afuera me sorprendió no tener que preguntar si algo era trucho, o no tener que fijarme dos veces la procedencia de las cosas y objetos. Uno no se da cuenta cuán marcado tiene en la sangre «lo trucho» hasta que vive lejos de casa. Es innegable que acá o abres los ojos, o hasta tu madre puede ser trucha. O te avivas, o sentirás el peso de la truchada en tu piel. Esto también sirve para hechos en los cuales se evita pagar (una entrada a cualquier espectáculo, un estacionamiento para el coche, un original de algún documento, etcétera). Tenemos variados objetos truchos que utilizamos sin el menor pudor o vergüenza, porque todo está permitido. Y esto nos define también cuando estamos en otro país.

Ten cuidado: si recibes algo de un argentino/a, pregunta dos veces su procedencia, su origen o al menos ten en cuenta que puede ser trucho.

Las estampitas de San Trucho las vendo en euros (truchos), no vaya a ser que otro se avive, las venda en pesos y me gane el negocio…

7. El RE- nuestro de cada día (dánosle hoy)

¿Para qué existen los adverbios que indican el grado más alto de lo que se expresa ante adjetivos, participios, adverbios y locuciones adverbiales? La RAE no nos comprende. (¡Qué falta de empatía, che!). Inventan palabras para complicarnos la existencia, si tan sólo podemos usar un RE- y cualquier grado de superlativo o significación tiene sentido. Nada de «esto es muy interesante». ¡No!: «Esto es reeeeeeee interesante», y cuanto más largo sea el «re», más peso tendrá el adjetivo o el adverbio:»es reeeee tarde». Todo con «re»: re oportuno, re aburrida, re linda, reeeeeeeeeeeeeeeeee divertido. Entonces, la importancia de la semántica no está en lo que dices a continuación, sino en la longitud de tu RE.

En donde escuches un RE (corto o largo), ya sabes: presta atención, porque seguramente detrás habrá un mate bien calentito. Estoy reeee segura que el dueño de esos mates es argentino.

8. Trascendencia de la filosofía culinaria. El arte del huevo

Si hablamos de alimentos, para los argentinos la carne es como los mates: no falta en la mayoría de los hogares (aunque un mate es más accesible, teniendo en cuenta que comprar carne hoy en día es un lujo al que no todos pueden acceder). Sin embargo, a la hora de expresarnos, el sustantivo huevo cobra dimensión especial en sus diferentes variantes, según las circunstancias y el contexto. Si escuchas la palabra huevo(s) más de una vez, ten cuidado con lo que estamos queriendo decir; puede traer confusiones.

Cuando estamos hartos, cansados, agobiados de algo o alguien, lo normal es argumentar con un huevo: —Me infla los huevos… —Me tiene hasta los huevos… —¡Estoy hasta los huevos! (me agota, me agobia, ¡no aguanto más!)

Cuando no estamos ocupando nuestro tiempo en algo productivo, solemos expresarnos con un huevo:

A: ¿Qué hacés?

B: Acá, haciendo huevo.

Esto es: NADA. «Me rasco el higo»:»No hago un huevo» (no estoy invirtiendo mi tiempo en nada productivo). Aunque la persona a quien describimos con el adjetivo de HUEVÓN sugiera más ser un pelotudo que alguien vago o lento en sus acciones.

Cuando algo o alguien no nos importa, también hacemos uso de la palabra huevo: —Me importa un huevo. (no me importa en lo más mínimo)

Otra connotación cotidiana está presente en el ámbito comercial, cuando algo es excesivo para nuestro bolsillo: —No puedo comprar esto: ¡cuesta un huevo! (la carne es menos accesible que los huevos, vaya a saber por qué los pobres huevos pagan las consecuencias de nuestra insuficiencia monetaria. Es que no es el alimento lo que nos cuesta, sino aquella parte del cuerpo —los huevos— que no entregamos ni por nuestra madre).

Cuando estamos doloridos físicamente utilizamos la expresión: —Me duelen hasta los huevos.

El compromiso también adquiere relevancia con la palabra huevo: si estamos muy (perdón: reeeeeeeee) ocupados, llenos de trabajo o en deudas:

A: ¿Te espero en casa esta tarde?

B: No puedo, ¡estoy hasta los huevos de laburo! (laburo: trabajo)

Y por supuesto, si estamos enamorados… ¿cómo expresar ese sentimiento sublime para decir que esa otra persona ocupa un lugar elevado en nuestro corazón? Pues claro:

Estoy hasta los huevos (con él/con ella). 

Aún con todas estas variantes, creo que lo más significativo es que los huevos (y no por el alimento, precisamente) son lo que tenemos o nos falta para encarar la vida: el coraje, la valentía en la acción, las actitudes y la resolución de conflictos, problemas y pesares se resuelven con huevos o con la falta de ellos: ¡Qué huevos tuvo!  / Hay que ponerle huevos…  / Le faltan huevos para… / O le ponemos huevos o esto se va a la mierda… / Hay que tener huevos para hacer lo que hizo.

Como ya he concluido anteriormente, sigo pidiendo que el Señor se apiade si es que debemos pasar por algún purgatorio lingüístico, y que en algún lugarcito nos tenga en su gloria…

Soy incapaz de resistirme a la argentina hermosura de la luna de Miguel; soy bastante boluda, diría que con asiduidad, pero a la par soy una mina con muchos huevos para encarar la vida; detesto lo trucho, pero no me queda más remedio que aceptarlo (al menos cuando estoy acá/allá… bueno, cuando estoy en casa, porque lo veo a diario en todos los ámbitos de la vida y me provoca una especie de alergia interna a la cual debo sobrevivir); y estoy reeeeeeeeeeeeeee feliz de poder compartir mis abrazos infinitos con ustedes. Hay mucho pelotudo dando vueltas: hay que cuidarse y abrazarse más. ¡Que no cuesta tanto, che!

Salen unos mates calentitos… cuidado con el coso ese que se pueden quemar, el agua está muy caliente. Y a ponerle huevo a la existencia, que la vida es corta y estamos para vivirla bien. Que si queda poco tiempo hayan huevos, muchos huevos, y por supuesto, abrazos infinitos…

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Mis palabras son sólo experiencias y opiniones. NUNCA verdades absolutas. Tus opiniones o tu experiencia siempre serán bien recibidas. Comenta lo que quieras y cuando quieras. Soy boluda, sí, pero muy agradecida.

Gracias por leerme 🙂

Poli Impelli – 

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21 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Pues resulta que sí lo había leído. Bueno, puedo unirme a tu club de minones que se acercan al alzheimer. Lo chungo es que no me termina de quedar claro que es trucho. ¿Coso? ¿Masculino de cosa? Remiau, amiga.

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    1. Poli Impelli dice:

      Tú te puedes unir a este club, cada vez es más numeroso, no hay nada que temer. Claro, coso es masculino de cosa. «Pásame el coso ese que está sobre la mesa» (debe ser «algo masculino» que sin dudas tiene semántica, definición y nombre, pero por alguna extraña razón un argentino prefiere llamarle «coso»).
      Trucho: cualquier cosa que no sea legal; algo falso o fraudulento. Un billete «trucho» es un billete falso. Remiau para ti (y deja de broncearte en mi ausencia. Eso NO se hace!) 😛

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    1. Poli Impelli dice:

      Graciaaaaaaasssssss!!! 😉

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  2. Cuánta riqueza lingüística. Me fascina cómo hablan. A veces lo intento imitar y sueno ridícula. Con estos datos lo haré mejor.

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    1. Poli Impelli dice:

      Peor es que no te salga la «z» ni haciendo fuerza (como nos pasa a nosotros), así que más ridícula que un argento hablando con «z» para parecer de allí, no creo!!! Madre mía, que hay de todo en la viña del Señor… Si te sirve, inténtalo que yo te ayudo. Abrazo de finde. Gracias por pasar!!!

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  3. Antonio dice:

    molto bella la tua poesia. Complimenti! In qualunque lingua la scriviamo, la Poesia è unica.
    hola 🙂

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    1. Poli Impelli dice:

      Grazie mille! E ‘vero quello che dici.
      Piacere di averti qui.
      Infinito Abbraccio 🙂

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      1. Antonio dice:

        grazie per la tua gentile risposta. Ci sono bloggers che ignorano del tutto i commenti ricevuti.
        Mi farebbe piacere se tu venissi a visitare il mio blog, saresti la BIENVENIDA!
        hola

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  4. Óscar dice:

    Sólo puedo decir que eres un reeeeeeee minón. Pero no por lo que tú dices, sino por lo otro. Aquí en España los huevos tienen el mismo significado que allí en casi todas las acepciones. Estar hasta los huevos es justo lo contrario de estar enamorado hasta las trancas… 😛 Besitos

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    1. Poli Impelli dice:

      Ajajaja, gracias por el piropo (en serio, es por la edad!!! 🙂 )
      Sí, «con dos cojones», claro que sí.
      Gracias por pasar, Oscar. Besos para ti también

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  5. marguimargui dice:

    Y siendo innegable que eres una mina relinda por dentro y por fuera hay que echarle huevos para no comerte a besos a diario todos los días

    Besos

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    1. Poli Impelli dice:

      Jajaja, gracias, bella. Gracias por pasar, re loca! Besos milessss

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      1. marguimargui dice:

        Siempre paso !!!! Vaya minaza boluda jajahshsha

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        1. Poli Impelli dice:

          Ahhhh qué buena onda!!! jajaja 😉

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  6. torpeyvago dice:

    Genial la primera y esta segunda. Pero el penúltimo párrafo me encantó. Abrazos infinitos

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    1. Poli Impelli dice:

      Graciassss! Abrazos infinitos de vuelta 🙂

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  7. Ahá!!! Osea que te pones pelotuda y las culpas son para Miguel o para mi??? Recontra Poli sos una voluda!!
    Jajaja adoro el acento argentino aunque reconozco que mucho rato ya me cansa….
    infinitas gracias por la mención e infinitos abrazos .

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    1. Poli Impelli dice:

      Ajajaja, cansamos a cualquiera, clarooo!
      Pues claro que la culpa la tienen ustedes, obviooo! 😛 Y claro que soy reee boluda!
      Infinitas gracias a ti por pasar y comentar, más abrazos infinitos!!!

      Le gusta a 1 persona

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